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Me Ama...
Queridos extraños, debo de estar estupido por que a pesar de que estoy encerrado, ahora mismo soy el hombre más feliz sobre la faz de la tierra.
Estoy muerto de Miedo y no sé que va a hacer de mi vida, pero descubrir que me a querido de verdad todo este tiempo, es mucho más importante, que todas las condenas del mundo, solo me lamento que me halla dado cuenta solo un día antes.
Cualquier cosa con tal de volver a abrazarle, al que vuelve a hacer mi amado, aunque creo que nunca dejó de serlo
Todo está en continuo cambio, es la mejor lección que saco en claro, en estas 24 horas. Aprender es fácil y mejor aún cuando se da cuenta, de que el amor, es el motor del universo.
Pensar que en pocos días estaré con mi amado en Barcelona me da fuerzas, para seguir adelante y no desfallecer.
Por que si no fuera así, como me habían dicho, es completamente imposible, puesto que creo en él, en su amor.
Si no ha venido hoy a verme, será por algo, todo tendrá una explicación, y cuando a halla orillas del centro, nos iremos juntos, de mancuernilla.
Solo quedan unos días, muy pocos para crear emocióm, para reunirnos y así pasar lo que nos dará la vida juntos.
La idea de pasar de la mano con mi amor, en las calles de esa maravillosa ciudad, que me hace seguir respirando, no ha sido un mal sueño, ha sido la ilusión más maravillosa que he tenido nunca, mi amado me rescataba de esta celda, prometiendo, amor eterno, pero la vuelta a la realidad no puede ser más dura.
He sido abandonado, traicionado, y me siento terriblemente solo, mi amado es solo un ser vil, egoísta y sin escrúpulos, que una vez más me ha mentido, haciéndome la persona más infeliz del mundo.
Hay muchos tipos de soledad queridos extraños, pero la que siento yo ahora, es la sensación más profunda que he experimentado jamás, otra vez traicionado, otra vez solo y otra vez sufriendo por el mismo sinverguenza,
¿Porqué?
Acaso no basta mancharme las manos, de sangre, en picada de mis traumas, para no demostrarle que de verdad le amo.
Soy tan estúpido, como para volver a dejarme engañar así.
Y peor aún por haber recogido esa misma intención cada noche, a las 8.30, cuando el pequeño reloj se aleja con desolación, haciéndome perder el empleo, el concurso Miss Polonia, y el paquete de ilusiones ajenas a su voluntad.
Pero no más, no más.
Ha terminado mi año de pesimismo, con el mismo garrote ondulado con el que aplasto a las bellas cenicientas de su mentira.
Fragmento Entrelineas - No Amarás - Dormirse Otra Vez - Midnight Express
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Algo que le aplaudo a Vladan Nikolic, sobre el efecto que te da “La Ciudad” para hacerles entender a nosotros, los chicos de pueblo, es la complejidad que esta tiene ante nosotros o cualquier otro ser que esté en un lugar fuera de su sitio, la capacidad para desarrollar con cierta maestría, los conflictos que a nosotros los humanos nos podrían llegar a surgir cuando logras hacer mancuernas con el drama, y con la desesperación de no colocar bien los datos. Él en lo particular, recalca mucho la cuestión de los inmigrantes, y de cómo puede surgir toda una estructura emocional, de lo que estar fuera de sitio, aún siendo naturalizado, mediado o con un índice de que aceptas a la tierra. Allí reside también el cambio de pueblo a ciudad y como toda esta transformación se va encasillando a cada una de las nuevas cosas que debes considerar. Mayoritariamente dirigido a una sociedad de la clase media-obrera Como Woody Allen con su amor por New York, y sus dramas tan humanos que nos hacen ver lo endebles que somos ante los primates elementos, como el dinero, la suerte, o el mas elevado, el amor. Así es Vladan Nikolic con sus inmigrantes, y sus estudios raros de las ciudades, en mentalidades de ricos, pobres, gánsters, homosexuales, científicos, y todo ese paquete incluido que puede traer cualquier lugar urbano.
En su nuevo proyecto “The City” aborda precisamente el tema de New York ciudad en donde actualmente reside, y en donde comienza a haber el aire de lo que alguna vez fue Yugoslavia. “The City” me pone mucho a pensar, demasiado podría decir, y más cuando ando en una etapa en donde veo que más allá de cuestionar las diferentes preguntas que a día me hago, necesito sensibilizarme con la cultura de Ciudad. Se me hacía muy curioso sentir una sensación de ignorancia cada vez que me subía al auto de mi amigo Hiram. Viendo a toda esa gente caminando, con los pasos largos, unos cuantos, -en su mayoría jóvenes- con sus audio culares, otros caminando, y otros cuantos en autos lujosos, todos mezclando como una ensalada, unos mirando y varios más sobreviviendo, por que a día lo único que puede motivarlos para despertarse, es hacer el otro intento de sobrevivir o perderse en el intento, -para algunos-.
Y allí en plan Al Gore, con esas tomas que declinan pero que tienen buena intención de querer hacer caricias gráficas al espectador entendí de que allí está la vida rápida, la de los autobuses, y de los grandes consorcios, en donde necesito hacerme más preguntas, y no retomar las que tengo siempre en mi set, es todo un mundo distinto, los mecanismos rápidos, necesitas alzar la mano cuando llega un momento en donde no hay demasiado oxigeno, y no sé, creo, que no hay mejor ejemplo de querer estar en ciudad, que comenzando a sensibilizarse con ella. Creo que la mayoría de los chavales que planean irse a estudiar a una ciudad, ni por la mente se les pasará hacer toda un estructura en pedazos de cómo enfrentar a un coloso, todos ya ven en el sosiego, una vida fácil, o al menos, algo más cercano a eso, pero no sé, en mi caso creo que lo que meda también intención, es sentir esa otra sensación del ser humano, de vivir rodeado de infinidad de posibilidades, encubadas en recipientes altos, y en mentes de orden aleatorio. No será fácil, pero si creo lograrlo.
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Andy Garcia - The Man From Elysian Fields - George Hickenlooper
Shey ("Bootz") - Becky ("Buckwild") del TV Shos "Charm School" VH1/
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Mañana cumplo 17 años, pero parezco mayor, a nosotros, los chicos que vivimos rodeados de un lugar que solo perdona incomplejidades, y que viven en una familia numerosa, se nos forma una cara así como de hombres misteriosos, o intelectuales, aunque no sé si sea el caso, pero para mí ya es normal.
Contar una historia de grandeza, franquesa, hostilidad y paciencia, termina cansando a un hombre que intenta ser eso, un hombre que quiere contar y a su vez decir, todo aquello que no lo niega por dentro.
Soy un hombre, una mujer, y un niño a la vez, muero, y renazco de entre la tristeza de este mundo que convierte la desgracia en poesía, en himno para los caídos, para los abandonados, y los refugiados de su propio ego, y anormalidad mental. Caminando, hacia una vereda desconocida e inoqua, plagada de bichos, y de tierras ajenas, que solo nos confunden.
Estoy aquí, el hombre de los cuatrocientos golpes, el que oriunda en una sala de hechos y ecos enumerada con el 2046, y que a solas, logra verse con su amante menguante, el que lo espera después de medianoche para entrar y vivir en él.
Siento un mundo encima de mí, un coloso, grande, poderoso, que me aplasta con las aptitudes y las palabras, tan fuerte que ni si quiera logro crear consciencia de la magnitud y del campo de batalla en el que me adentro. Lento, solo y tibio, como un venado dentro de un lugar en donde se le venera, pero no se le existe.
Estoy solo, pero no triste, caminar me ha cansado, hasta un punto en donde necesito volver a lo básico, allí donde nadie vea que estoy intentando acomodarme con una aptitud y una identidad. Yo como hombre, y yo como necesidad integral de lograr vivir y así después existir. En las palabras negras, azules, y verdes, en los rincones vacíos, de espacios llenos, y en las galerías plagadas de números, de esos mismos, con los que estamos acostumbrados a vivir.
En medio de la nada, el único camino que me falta por recorrer, es el que escribo a diario en cada hoja de papel, a veces corto, y a veces con desviaciones que hacen irregularmente los hombres y mujeres que conspiran tras las verdades, y las decisiones de buenos hombres como uno, por qué soy buen hombre, no?.
Aprender a vivir sin hablar, o morirme en el intento, ahora el grito desahogado que enerve la soledad, es el grito que necesito para dejar otras cosas igual de pesimistas, y que siempre pesan dejarlas en el buró, y en la cochera del automóvil. Quiero volar, y entrar a un hotel de paso, para después ver como asesinan al vecino, irme a la guerra y ser castigado por un crimen que no conseguí, o renacer como una mujer que después de un intento fallido, aborta a unos cuantos días de su cumpleaños, más o menos a unos cuatro meses, y varias semanas, adhiriendo con días. Caer en un taxi que me lleve al quicio, y mi haga tirar disparos hacia el contra techo. Bailar en la oficina en donde trabaje, e interactúe con las máquinas, las sabias creaciones, de los deseos fustrados de los hombres, para que así ellas jueguen con mi cerebro, y logren crear otro tipo de terapias contra la angustia y la pocilga.
Crear una ración total conmigo, me ignora por completo un concepto con el que puedo realmente vivir, hablar con el, con ella, y contigo, me hace sentir bien, me hace huir de esta surrealidad que me mata, que me asfxia, entre personas pesimistas, enfermeras envidiosas, y niños pobres, que venden productos de belleza, para mantener a madres inválidas, aquí, y allá en donde filmo la historia de mi vida, la que al final de cuentas será empaquetada, y exhibida en algún festival extraño, que no acepte los formatos DVD’s.
Aquí, conmigo, como la necesidad básica de ser yo, en ti, en él, y en todo.
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