viernes, mayo 09, 2008,7:26 p.m.
Aún Es Posible...

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Thirteen de Catherine Hardwicke

Hoy mi vida ha dado uno de esos paros instantaneos que te ponen a pensar, sobre el punto perspectivo de lo que fuiste, lo que eres, y de lo que serás. Vuelvo a cometer las mismas injusticias para mi cuerpo, para mi mente, para mi alma, y no paro de remorderme ante tan viles áctos. Él sobrenombre de recordar algo, está cargado fielmente de un retroceso en la propia iniciación de los recuerdos. Allí en un subconsciente que quizá espera la primera llamada de desatención y melancolía, para salir de sus escabullidos sitios, son las que después te ponen a pensar sobre todo eso que en algún momento fuiste.

En cierta ocasión leí algo sobre una de las cintas de Clint Eastwood, que yo tengo como de necesidad imperiosa (List Loading), y que de cierto modo me ha metido infinidad de referencias para que la sostenga en espera. En los puentes de Madison, la perspectiva de mirar hacia el pasado se veía atribuida en un hermoso dialogo que muy a pesar de su ironía, calcula y pone en tibio toda aquella fría peresa sobre la falta de esperanza.

-Oye, ¿que nunca has montado en una máquina del tiempo?
Pues claro que sí. ¿Qué crees que es esto?
-Un coche.
-Te equivocas. Hay que tener imaginación.
Esto es una máquina del tiempo del siglo XX.
Yo soy el piloto... y tú el copiloto.
Ahí delante está el futuro. Y el pasado está ahí detrás.
Si la vida va muy despacio, y quieres llegar antes a tu futuro...
...pisas el acelerador, que es este, ¿lo ves?


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Y si quieres pararte... entonces pisas el pedal del freno,
y te paras un ratito. Este es el presente, Philip.
Disfruta de él mientras dure.

Otro pedazo de energía púrpura, que me ha dado ese mismo aire de no controlar mi propio impulso imperioso de recordar através de otros ojos, es aquella escena en Thirteen, donde tiranamente se escucha una voz redundante, que hace eco de la propia lucha interna y externa con la desolación de un mundo drástico que parece no oirnos. Catherine, así como Eastwood me han dado dos grandes lecciones, que necesitan ser trabajadas para sacarles un jugo substancial, que pueda servirnos de valor hacía algunas cosas, muy aparte de crearme una cosciencia tan fina sobre la concepción del presente, han ligado intimimamente mi vida através de cintas que me recuerdan que aún és posible. Thirten por un lado, llegó a ser un encuentro tan mutuo y personal sobre mi propia vida, y la vida propia de gente que estuvo a lado mío, sufriendo mi intriga y mi estupidez. Finamente fotografíada y con un flashback que casi sale de la pantalla, através de una realidad que een lo personal asemeja a la situación de la vida de un adolescente que de la noche a la mañana, sueña con ser el rey del baile, y dejar de ser irónicamente el rey del escritorio. Eastwood, através de Rio Místico, me dá una lección profunda de la corpulenta relación entre los propios amigos, y de como las mañas, y la sinceridad con la que es tomada la propia escencia de compartir una vida por unos cuantos mesos, llega a ser marcada. Recuerdo aquellas amistades, con las que creía, crecería y me relacionaria con un rotundo éxito. Él pasado, siempre hará un éco con ése tipo de situación, y aunque no lo deseo, siempre debo enfrentarlo, para al final vencerlo.

Yo no sé que tienen las pelis, que a mi me hacen tanto pensar, y trabajar con las cosas, pero es que... no sé, estoy en ese tipo de momentos en el que la felicidad se topa muy a pecho con la tristeza, y la soledad.

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posted by Arkturo
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