A los trece, y saliéndo de depresiones casi post demenciales, recluté dentro de mi mente, metas algo pesadas, allí entrando a los años de secundaria, y de pretenciosa y ruidosa adolescencia, luchaba contra el nuevo mundo que se me veía pasar encima, y que más allá de hacer las pases con él, terminé peleado, y adolorido de alguno de sus resultados.
Luchaba contra el insomnio, contra el no poder dormir muchas noches, contra las focos encendidos, y es que si nos damos cuenta del lugar donde dormía, se era muy poco probable el dormir con cierta comodidad. Luchaba contra lo explicita que fué mi sexualidad y la vida nocturna casera que se veía por mi hogar, de lo clandestino que era el destino cuando me topó con oportunidades que me cambiarían la vida. Luchaba contra la pobreza que en ese entonces ondeaba mi vida, de lo seco y punteagudo que resultaban ser las charlas y momentos en donde yo aún no encajaba en un mundo de chavales que solo querían sobresalir en primer grado de secundaria. Luchaba contra el la baja de promedio, y todo eso que los padres quieren que el hijo elimine de sus situaciones académicas. Luchaba contra mi mala salud, contra mi apenas incursionada experiencia con los medios digitales como el internet, el tv por cable y algunas cosas frikis. Creo que fué una edad muy precoz para mí, al finalizar salí victorioso, y con empleo bajo la manga, que posteriormente me ayudaría mucho, pero que cobró algunas facturas que yo no tenía contempladas en mis cuentas. Al finalizar, creo que resulté de igual manera, algo cansado, me acomplé muy bien a una secundaria que rugía y rugía, que si bién aún no marcaba lo que en suma totalidad en el futuro necesitaríaa y sobre todo quería, dió un irón importantísimo, para darme aires previos de las cosas. Allí conocería a gente que me daría ha hablar en el futuro, y es que esas luchas eran algo deductivas, delicadas, esa era la edad en la que definiría una parte de un todo, que posteriormente haría eco de las cosas que quería decir. Al terminar los Trece terminaron siendo ícono de una transformación kafkiana de ser un chaval de colonia con intereses indefinidos, a al chaval conflictivo y expansivo que se venía en marcha.

ya había ganado dos de muchas batallas.

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