A los 12

luchaba contra lo distante que "era" mi vida, de lo amable y complaciente de la rutina que a la mayoria de los chicos de esa edad marcaba, y que muchos creían ser la misma vida común. Una sin tantas satisfacciones pero que podía alimentarse de las lavadoras y los autos que eligirían algún día. Luchaba contra chavales de primaria, que relativamente estaban intactos ante lo constante de un cambio, ante lo diferente de un nuevo estilo de vida, y apagados ante el descubrimiento de ver mas allá de las luces distantes. Luché y luché, y finalizé la primaria pensando que algún día llegaría a formar parte de algo totalmente distinto. Algo que no me dejara sembrar semillas en medio de pastizales repletos de otras gentes, que lenta y sin tallar, sembraran eso que algún día los haría elegir un empleo, elegir unfuturo y elegir un recuerdo.

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