El cuento moral, sobre la fidelidad que siempre se remotará desde épocas en donde se definió a la religión como el régimen que disponía las reglas para la convivencia social correcta, siempre estará apegado con contenidos acerca de el respeto mutuo de la unión en pareja. Pero cuando saber, que la mágia que en un principio nos unía con el que pensabamos, sería el principe o la reina de nuestras vida, se termina, y se convierte en el paraíso demacrado de día para sobrevivir, muy alejado de esa energía que sacundía en los pasados días en donde el amor era el otro elemento a vivir. Había esperando más de un año, para poder mirar detrás de la rendejilla y ver enfrente de un televisor, una pieza que sentía, me llenaría hasta el corazón, y que gracias a la generosidad de dos chicos de Ciudad de México, de enviarme esta y otra cinta anexa, me dieron la oportunidad de poder ver In The Mood For Love, que es en términos pequeños pero grandes, una joya que pasa por tu vida como la escena de graduación de primaria, como el primer beso a los 14, o como el primer concierto a los 16, sin hacer mucho ruido, pero que sabes, te dejarán marcado de por vida, así fué la segunda experiencia con uno de los íconos claves de mi vida, que desde Happy Together han inculcado una tendencia a recorrer las calles, como si Chris Doyle te estuviese fotografíando, y diciendo como caminar para que el enfoque de la Camara de 24mm de su mejor proyección. El director nos da un paseo en el Hong Kong del 62, allá donde reinaban las señoras elegantes, las cocineras que te ofrecian con toda la bondad del mundo un plato caliente después de llegar de trabajar, y que te invitan a jugar un estilo bingo a lo muy oriental. Una cinta delicada, que desarrolla la historia de un hombre y una mujer, en busca del amor que está muy alejado de sus respectivas parejas. La mirada inclinada, el peinado delineado, y la caminata para ir por la leche, siempre serán motivos para verse, ella es una mujer secretaría que está mudanse a ese hotel en donde sin saberlo, el aire del futuro le estará compartiendo en el cuerpo del vecino de alado que de igual manera acaba de mudarse, la noche llega y la razón de ser una mujer sola que en ausencia de su marido, la hará caminar con otros instintivos sentidos hacía la calle para ir por un par de tallarines, el delineado trabajo de un secretaría, las llamadas que solo les susurran, y las confesiones en taxi, que junto a una música perfectamente bien elaborada, nos harán caminar por un viaje en donde se verán las etapas de ese amor prohibido, que muta a instantes, para después tomar un camino en donde la muerte será lo único restante para ambos. In The Mood For Love, no shabla de eso, de el camino que uno entrecruza con la gente, y que en un abrir y cerrar de ojos, estará a tu lado para toparse con tu vida, laboral, familiar o amorosa, allí persistiendo en la belleza de lo temperamental que puede ser el afecto del ser humano, que muy por encima de los hechos materiales, se formaliza con la mirada, la combivencia y ese tema de fidelidad moral que siempre estará por los suelos. Solo me eh parado del suelo en donde estaba mirandola, y me ah faltado aplaudirle, después del film, se me incertó un casco que me hacía caminar como ella, y fumar como él, que muy aparte de los géneros, siempre me harán cavillar como el buen tirano que soy. me eh quedado ciego despues de eso.

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